El Gobierno suprime 973 normas para simplificar el sector vitivinícola

El 7 de noviembre de 2025, el gobierno argentino lanzó la Resolución 37/2025, que reestructura el marco regulatorio del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Esta medida tiene como objetivo simplificar los procesos productivos en la industria vinícola, dejando atrás una burocracia que muchos consideraban innecesaria.

Con esta nueva resolución, se derogan 973 normas que limitaban la intervención estatal en la producción de vino. Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, explicó que el cambio permite pasar de un modelo donde el Estado controlaba cada paso del proceso a uno que se enfoca en asegurar que el vino sea apto para el consumo.

Uno de los cambios más notables es que el INV dejará de intervenir en las etapas iniciales e intermedias de la producción, como la cosecha y la elaboración. Su función ahora será solamente verificar los productos finales embotellados, asegurándose de que no estén adulterados y sean seguros para el consumidor.

La resolución también hace que los controles de trazabilidad, que incluyen certificaciones de origen y añada, sean optativos. Esto le da más flexibilidad a los productores, quienes podrán manejar estas certificaciones según sus propias necesidades comerciales.

Este nuevo esquema abarcará a un amplio espectro de actores en la industria, desde productores de uvas y bodegas hasta distribuidores y exportadores. Según Sturzenegger, hasta ahora, el INV había emitido enormes números de permisos y realizado inspecciones constantes, lo que generaba un ambiente complicado para muchas bodegas.

El ministro asegura que al reducir la burocracia, también se disminuyen las oportunidades de corrupción y manejo discrecional. Con esta reforma, los inspectores solo tomarán muestras de los productos embotellados para análisis, evitando así interferencias en el proceso de producción.

La idea detrás de esto es bastante clara: brindar mayor libertad a los productores y facilitar su adaptación a un mercado global que está cambiando. Con Argentina como el quinto productor de vino mundial y una importante fuente de exportaciones, este paso podría abrir nuevas puertas para la industria.

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